Los seres humanos tenemos la tendencia a darle valor a los bienes materiales y a los logros aun por encima de las personas que nos rodean, olvidándonos que lo que realmente importa es aquello imperceptible a los ojos, aquello que tiene el poder absoluto de transformar nuestras vidas.
El padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín y del programa Hoy es tu día, nos ha traído una palabra basada en una de sus citas bíblicas favorita: Filipenses 3; 8. En este pasaje, el apóstol Pablo le habla a los filipenses sobre el invaluable valor de Cristo en su vida y cómo desde que Cristo tocó su corazón y cambió su vida, todo lo que él tenía como estima, logro u orgullo había pasado a significar nada.
“En la vida podemos tener bienes de gran valor, pero ninguno supera al bien máximo: Conocer a Cristo Jesús” nos dice el padre eudista. Conocer a Jesús y tenerlo en nuestro corazón es la cúspide de la realización de un cristiano, porque, ¿de qué vale tener una casa, si Cristo no mora en ella? o ¿de que sirven los logros si no hay alegría y satisfacción en ellos? Es Jesucristo quien al venir a habitar en nuestro corazón le da un sentido completo a todas las cosas, nuestra vida comienza a girar en función de agradarle, de servirle y de honrarle; Él se convierte en el propósito real de vivir.
El @padreriveros nos dice que “conocer al Señor nos va a liberar de cargas estresantes”, y es verdad, porque ya no trabajamos en función de agradar a los demás o de buscar llenar vacíos, no; sino que trabajamos pensando en que con nuestras acciones agrademos al Señor, en que nuestros logros son fruto de sus dones en nosotros, entendemos que todo es suyo y descansamos en Él porque Él cuida de nosotros. “Cristo es el Bien Absoluto por el que vale la pena perderlo todo”, Él es la Perla Preciosa, el Galardón de los que le buscan de corazón.
Encontrémonos hoy con el Señor, conozcámoslo, ganémoslo y estemos unidos a Él. Las cosas del mundo pierden todo valor cuando Cristo se convierte en el Señor de nuestras vidas. ¿Ya te encontraste con Jesús hoy? No pierdas la oportunidad de hacerte al mayor de los tesoros, Su Presencia viva en ti.
“Mi Cristo, llévame a habitar en tu Palabra. Eres el tesoro que el Padre ha dado a mi corazón. Te honro y declaro que nada tiene más valor que tenerte en mi vida y que seas Señor de ella. Me quedo contigo y no te cambio por nada de este mundo. Amén”