El Evangelio y la Carta de Hechos de los Apóstoles nos muestran las despedidas de Jesús y Pablo, a sus discípulos y a la comunidad respectivamente, pero también nos hablan de la oración sacerdotal donde Jesús como sacerdote entrega a su comunidad y se los entrega al Padre, y vemos a Pablo, que aprendió de Jesús a cuidar del rebaño de Dios, preocupado por ellos a ejemplo del pastor.
Hoy es el día para volver la mirada sobre todos aquellos que son cuidadores del rebaño de Dios, en primer lugar, el Papa, seguido de los cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, el clero en general; pero ellos no son los únicos, también están los que guían o coordinan grupos pastorales o comunidades, todos ellos han sido elegidos para ser cuidadores y se debe orar por ellos. Y ellos también deben tener muy presente su misión servidora, entender que ellos no son el pastor de ese rebaño, que son parte del rebaño no sus dueños, la misión es cuidar, velar y servir.
Además, en estos tiempos de pandemia, hay otra comunidad que se ha hecho más visible que nunca, la Iglesia doméstica, en ella papá y mamá deben cuidar de sus hijos, guiarlos y preocuparse por ellos. Los esposos y las esposas también están llamados a cuidar de su cónyuge, en el matrimonio se les encomendó el cuidado de su pareja.
Cuidar es amar, es velar por el bienestar del otro. Debemos tener eso claro cuidar es amar, no controlar. A ti que se te ha encomendado el cuidado de una porción del pueblo de Dios, también ora por ellos, pide por su bienestar y por ti para saber guiarlos y direccionarlos adecuadamente según lo que Dios quiere para cada uno de ellos.