En el Evangelio de Lucas se nos cuenta que fue por la obra del Espíritu Santo en María que ella logró concebir al Señor, su fuerza la cobijó y así se cumplió la voluntad de Dios en su Sierva y para todo el género humano.
La Iglesia es la llena por el Señor:
Así mismo como María fue llena del Espíritu Santo, reconociendo su poder y su obra, así mismo la Iglesia se hace madre mediante la aceptación fidedigna de la voluntad de la Santísima Trinidad, anunciando la buena nueva de Cristo y engendrando una vida nueva para sus hijos. Siendo, de esta manera, el Espíritu quien fortalece en gracia y en amor a todos los que anhelan experimentar la gracia de una nueva vida.
Llamados a acoger a Jesús:
Así mismo como María recibió primero la Palabra del Señor de que recibiría en su seno al salvador y luego ve el cumplimiento de la Palabra, así mismo todo cristiano está llamado a escuchar la voz del Padre. Teniendo claro que en él se dará la germinación de la experiencia íntima con el Señor para que así, el Señor pueda relucir en su existencia, tomando un nuevo sentido para su vida y siendo transformado desde dentro hacia afuera.
Enviados a anunciar:
La experiencia y la Palabra que ha sido recibida tiene una única finalidad y es de ser anunciada, es por esto por lo que cada que recibido la experiencia del amor fecundo del Señor debe colocarse a disposición de los demás. Permitiendo así, que su vida desde la realidad de ser bautizado tenga un nuevo matiz, el cual le permita ser luz en medio de las tinieblas, pregonar la salvación de las almas y permitir ser un reflejo del amor que ha recibido.
