Las nuevas dinámicas sociales y culturales han llevado a la Iglesia a detenerse un momento. No porque se esté haciendo algo incorrecto, sino porque, al discernir y comprender el mundo actual, ha visto la necesidad de adoptar una actitud de escucha. Este es el espacio para que los fieles compartan sus perspectivas en torno a la fe, evaluando los procesos evangelizadores, la cercanía con clero y el sentido de la vida cristiana. Es un tiempo de renovación y de transformación que lleva a todo el Pueblo de Dios a buscar un mejor porvenir con el auxilio del Espíritu de Dios.
Un proceso determinante:
El Sínodo se convocó bajo tres ejes fundamentales para la vida cristiana: comunión, participación y misión. Inicialmente, se consultó a todo el Pueblo de Dios, iniciando los procesos desde la experiencia parroquial, diocesana y arquidiocesana. Las Conferencias Episcopales recibían los consolidados de estas experiencias y de manera posterior fueron presentadas a la Asamblea General del Sínodo que se celebró en octubre del 2023.
La fase definitiva:
El Papa expresó: «Es un camino, en el que el Señor pone en manos de los participantes la historia, los sueños, y las esperanzas de millones». Estas palabras sintetizan el gran alcance de lo que se está viviendo en este momento en Ciudad del Vaticano con la Segunda Asamblea General del Sínodo. Es un tiempo para clamar un nuevo aggiornamento en la Iglesia, partiendo de la sana doctrina, pero reconociendo la realidad multicultural en la que, ella, como Madre y Maestra, debe dialogar. Así, la praxis del Evangelio será más contundente, logrando que más personas se enamoren del Señor y que los esfuerzos de evangelización alcancen su objetivo: la salvación de las almas.