Cómo no honrar a María como Reina Universal de todo lo creado, cómo no celebrar la dignidad y la realeza de la Madre Celestial, hoy recordamos lo que su alma pura instituyó en la fe católica, un ejemplo de misericordia, bondad, servicio y fidelidad.
Cada 22 de agosto se rememora el dogma de la coronación de la Virgen María como Reina de todo lo creado, Ella ha sido la figura más importante de pureza y su nobleza destacó durante toda su historia de vida, su acompañamiento firme hasta la crucifixión de Jesucristo, su labor como madre e influencia en la evangelización y luego su Asunción en cuerpo y alma son acciones que afirman que desde que decidió ser Sierva del Señor, no incumplió su palabra y su promesa de amor como Madre de Dios, razones suficientes para haber sido coronada como Reina del cielo y de la tierra.
La intención de esta celebración como mencionaba El Papa Pio XII en su encíclica Ad Reginam, es principalmente que se reconozca y venere con mucha más devoción su misericordia y su don maternal, pues el objetivo también de proclamar esta celebración fue para que se preservara, fortaleciera y prolongara la paz entre las naciones que se interrumpía por las crisis nacientes y prolongadas.
Por años muchas comunidades se han dedicado por completo a su devoción Mariana y su influyente intercesión ante Dios buscando protección, soporte y aliento. Son varios los grupos que se encomiendan a ella y ruegan por la paz universal en todo aspecto, de hecho, el Papa Francisco se refería a Ella como Reina de la Paz ya que es figura de salvación y mediación con el Señor.
Tal coronación relaciona la unión perfecta con Jesucristo, quien es el Rey de Reyes venciendo la muerte y el pecado, tal reconocimiento es descrito en la Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, con esa relación se entienden las promesas de salvación de Jesucristo y se afirman como verdaderas y aplicables en nosotros, pues la Virgen María es el mayor ejemplo de redención.
Esta conmemoración es símbolo para los cristianos de glorificación y no solo eso, sino también su papel fundamental en sus vidas espirituales para ser reflejo de lo que se considera un buen seguidor de Cristo y servidor del Señor.
Hoy deseamos que ruegue por nosotros, que nos cubra con su Santo Manto Maternal y que nos guie en el camino para llegar a alcanzar la gloria celestial, ya que en ella guardamos la esperanza, como comunidad del Minuto de Dios oramos para que, así como San Juan Eudes amaba el Sagrado Corazón de María, nosotros también podamos hacerlo y difundir su obra de misericordia y bondad como Reina Universal.