El árbol de navidad es un elemento que entroniza en la espera y venida del Salvador, el construirlo en familia, el adecuar los hogares va encaminado en la transformación que todos están llamados a vivir en adviento. Este tiempo de preparación y de espera permite adecuar todo lo necesario para que el Señor venga a corazones que lo han dispuesto. Son momentos que se hacen únicos y la navidad tiene esa gran particularidad, al comprender el sentido y el porqué de las cosas se es más consciente en la manera en la que se debe vivir estos tiempos que han estado permeados de compras, de actividades superfluas que muchas veces pueden distar de lo que realmente debemos tener presentes; el nacimiento de Cristo en los hogares.
El árbol:
Los antiguos germanos en cada solsticio de invierno adornaban un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la Luna y el Sol. San Bonifacio, que era el evangelizador de Alemania e Inglaterra, derribó el árbol y en el mismo lugar plantó un pino símbolo del amor de Dios. Y los adornó con manzanas y velas.
- Las velas representaban a Cristo, Hoy la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como su Salvador.
- Se cambian las manzanas por esferas, que simbolizan los dones que Dios les da a los hombres, las azules simbolizan oraciones de arrepentimiento, las plateadas de agradecimiento y las doradas de alabanza y las rojas de petición.
- Hoy la estrella que se coloca en la punta del pino representa la fe que debe guiar nuestras vidas.
- Las luces son para simbolizar al Señor que debe ser la luz que ilumina nuestro camino y nuestra vida, por eso siempre debe estar encendida en nuestro corazón la luz de Jesús.