Cuando decimos “vamos” ¿a qué es a lo que “vamos”?

Vamos… por una salchipapa, por una cerveza, a dar una vuelta…son expresiones frecuentes para encontrarse con los amigos, para pasarla bien. Con su posible respuesta, en el caso del Caribe: ¡Eso Va!

Por supuesto, por las circunstancias en las que se haya nuestro país, ese “vamos” se ha ido enfriando a causa del distanciamiento y los necesarios protocolos de bioseguridad. Todo esto permite hacerse la pregunta, ya sea en una realidad presencial o virtual, cuando decimos “vamos” ¿a qué es a lo que “vamos”?

“Vamos”, entre otras cosas, a compartir una palabra. Esto significa poder expresar con nuestros labios mucho de lo que pensamos y sentimos, sin preocuparnos por seguir las reglas gramaticales o por hacer una agenda de nuestro discurso. Realmente lo que interesa es que la palabra sea la expresión de lo personal, con la jerga propia, con las expresiones que solo entienden quienes han compartido la vida.

Usar la palabra es más que informar sobre sucesos, se trata de hacer partícipe de la propia experiencia. Esto implica darle entrada al otro en la vida de uno mismo, es como abrirle la puerta para contar alegrías y tristezas, sobre la cotidianeidad o sobre los sueños mismos.

Visto de esta manera, decir “vamos”, para compartir entre otras cosas, la palabra, puede conllevar a un desnudamiento del corazón. Ciertamente, un riesgo de contar la verdad, lo más íntimo, lo que tal vez nadie se alcanza a imaginar, sobre lo que hay en el corazón.

Esto invita a disponerse a abrir el corazón, no solo para escuchar, sino también para acoger y para cuidar al otro. Son dos actitudes importantes para abrirse a compartir la palabra, a ese “vamos”: primero, acoger con cuidado y hermandad la palabra recibida, sin importar que se traten de experiencias decisivas o cotidianas, pues ese cariño dice mucho de lo confiables y humanos que podemos ser; segundo, ser cuidadoso con la respuesta a esa palabra para no juzgar ni rechazar, sino para cuidar, acoger y hacer sentir al otro que vive una experiencia segura.

Con estas dos ideas, podemos lograr que el próximo “vamos”, ya sea presencial o virtual, nos ayude a construir ambientes de cuidado, seguridad y humanidad.

Redacción: Diác. Cergio Becerra

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