Una fe como la del grano de mostaza implica confianza y obediencia a la voluntad de Dios

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 17, 5-10

Los apóstoles dijeron al Señor: «¡Auméntanos la fe!» Dijo el Señor: «Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a esta morera: Arráncate y trasplántate al mar, y te obedecerá». «¿Quién de vosotros, teniendo un siervo ocupado en arar o cuidar ganado, cuando regrese del campo le dirá: ‘Ven pronto a sentarte a la mesa?’ ¿Y no le dirá: ¿Prepárate para mí, cíñete y sírveme, mientras yo como y bebo, y después comerás y beberás? Y si el siervo ha hecho todo lo que le ha mandado, ¿le debe el amo alguna obligación? De la misma manera, después de haber hecho todo lo que se te ha mandado, di: ‘Somos siervos como todos los demás; Hicimos lo que se suponía que debíamos hacer».

El diálogo que presenta el evangelista Lucas 17,5-10 surge primero de la petición de los apóstoles: Los apóstoles dijeron al Señor: «¡Auméntanos la fe!» (v. 5). Y segundo, de la respuesta de Jesús por medio de:

La metáfora de la morera: Dijo el Señor: «Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a esta morera: Arráncate y trasplántate al mar, y te obedecerá». (v. 6). Jesús compara la fe que les falta con un grano de mostaza. Con esa fe, podrían decirle a un árbol (una morera en Lucas) que se arrancara y se plantara en el mar, y el árbol les obedecería.

La enseñanza sobre el siervo inútil: «¿Quién de vosotros, teniendo un siervo ocupado en arar o cuidar ganado, cuando regrese del campo le dirá: ‘Ven pronto a sentarte a la mesa?’ ¿Y no le dirá: ¿Prepárate para mí, cíñete y sírveme, mientras yo como y bebo, y después comerás y beberás? Y si el siervo ha hecho todo lo que le ha mandado, ¿le debe el amo alguna obligación? (v. 7-9)

Después, Jesús les enseña que deben considerarse siervos que solo han cumplido su deber, sin esperar gratitud especial, pues han hecho lo que se les ordenó: De la misma manera, después de haber hecho todo lo que se te ha mandado, di: ‘Somos siervos como todos los demás; Hicimos lo que se suponía que debíamos hacer» (v. 10).

La frase «como un grano de mostaza» enfatiza que no es la cantidad de fe lo que importa, sino la capacidad de esa fe para producir grandes resultados cuando se deposita en Dios. Una fe como la del grano de mostaza implica confianza y obediencia a la voluntad de Dios, lo que permite hacer lo que Él ordena. Implica obediencia porque una fe auténtica mueve a la acción, en lugar de ser una confianza pasiva o un deseo de poder personal, y se manifiesta en la obediencia a la voluntad de Dios y en la confianza para que Él haga lo posible, no solo nuestra propia fuerza.

La comparación con el siervo inútil refuerza que la fe se demuestra con acciones concretas de obediencia y servicio a Dios, y no con autosuficiencia. La enseñanza central es que incluso después de cumplir todos los deberes ordenados, el creyente debe reconocerse como un «siervo inútil» porque solo está haciendo lo que le corresponde por su condición de propiedad de Dios. La fe se demuestra no con méritos propios, sino con la humildad de reconocer que todo es un don de Dios y que la vida está dedicada a servirle.

La fe bíblica se manifiesta como una confianza activa en la palabra de Dios, que implica actuar y obedecer, y no simplemente esperar un evento milagroso o una intervención sobrenatural sin intervención humana. La fe también se describe como un principio de acción, que nos impulsa a vivir de acuerdo con las enseñanzas de Dios, incluso cuando enfrentamos desafíos o no vemos los resultados de inmediato.


Juan Manuel Arismendi
Candidato Eudista
Profesional en Ciencias Bíblicas y Teólogo.

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