Este es un lema muy importante en el mundo católico por su historia la cual nos motiva a preguntarnos bastante cosas y situaciones por el beato Floribert Bwana Chui, el cual era un joven laico congoleño nacido en 1981, el cual fue miembro activo de la Comunidad de Sant’Egidio y funcionario en la Oficina Congoleña de Control. A sus 26 años, se negó a aceptar un soborno para permitir el ingreso de arroz en mal estado al país, decisión que protegía a los más pobres, pero lo llevó al martirio. Fue secuestrado y asesinado el 8 de julio de 2007 en Goma por mantenerse fiel a sus principios cristianos y morales por ende en el 2024 fue recordado por este lema por el papa Francisco el cual hoy es un símbolo de resistencia a la corrupción y de una fe vivida con valentía.
El Papa León XIV Durante el Ángelus del domingo 15 de junio en el vaticano lo calificó como “un hombre de paz” que, ante la violencia, cultivó una paz “desarmada y desarmante”, practicando la amistad y el encuentro en una sociedad fracturada ya que reafirmó que Floribert se levantó contra la injusticia “porque, como cristiano, se oponía a la injusticia y defendía a los pequeños y a los pobres”, exhortando a que su testimonio sea “valor y esperanza para los jóvenes de la República Democrática del Congo y de toda África.
El Papa concluyó reconociendo en el beato la fuerza transformadora del laicado y la juventud en la construcción de paz y esperanza, haciéndonos eco de su llamado a la intercesión por la paz
Su figura es presentada como un modelo inspirador para los jóvenes africanos, mostrándoles que si es posible resistir a la corrupción, construir paz y vivir una fe comprometida en medio de la adversidad. El Papa espera que su testimonio infunda “coraje y esperanza” en toda África.
Floribert representa a una juventud que no se vende, que protege la vida, y que transforma el mundo con actos sencillos de valentía y verdad.