El mes de octubre es considerado por la Iglesia como el mes del rosario, esto en virtud de que el 7 de octubre la Iglesia universal celebra a la bienaventurada Virgen María del Rosario. La historia cuenta que hacia el siglo XVI los musulmanes habían sitiado la costa del mar mediterráneo, al ver el peligro inminente la Iglesia elevaba el Rosario a la Madre del Cielo y hacían procesiones con imágenes de ella para que intercediera ante esta situación. Gracias a estas oraciones el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra del Santo Rosario para agradecer a Dios por el milagro concedido por intercesión de la Virgen.
La llena de gracia:
María fue preservada de la mancha del pecado, ella fue el medio por el cual el Hijo de Dios se encarnó en el mundo, su humildad la llevó a aceptar sin titubear la voluntad de Dios dándole el “Sí”. Ella se abandona plenamente a la providencia divina y se mantiene así en todo momento. Por a estas actitudes María se convierte no solo en la Theotokos (Madre de Dios), sino también en la Madre de la Iglesia y en modelo perfecto del cristiano.
Un llamado a todo el pueblo de Dios:
Una mujer, María, es el mejor modelo para seguir al Señor. Por medio de ella se accede a su benevolencia y amor, siendo así el camino más rápido. Su sencillez, humildad y permanencia hasta en los momentos más difíciles, se convierte en inspiración para todos los fieles. Ella desde el Cielo escucha las súplicas e intercede por ellas por los méritos de Jesucristo. Por esto, todos los cristianos deberían encomendarse a su protección maternal y mirarla siempre en los momentos de dificultad. Fortalecidos por el amor de Dios y la gracia dada por el Espíritu Santo se lleve a buen término el plan del Padre para cada uno.
