Desde el inicio de la creación, el Espíritu Santo ha estado presente en medio del caos y del desorden. En palabras del Santo Padre Francisco: aquel que ha sido prometido en el Antiguo Testamento se plenifica con la acción salvífica de Cristo. Es por esto que es importante conocerlo y darle un espacio en nuestra vida para que obre y hable al corazón de aquellos que más anhelan un nuevo rumbo en sus vidas.
El Espíritu en el Antiguo Testamento:
En los relatos del primer capítulo del Libro del Génesis se nos cuenta que el Espíritu aparece en medio del caos y el desorden. Su acción hace que el mundo pase de un estado desierto y sombrío a estar ordenado. Son innumerables los pasajes que resaltan el actuar del Padre por medio del Espíritu, siendo el libro de los Salmos el que más enmarca el obrar del Espíritu Santo, que renueva, vigoriza y envía para la misión.
El Espíritu en el Nuevo Testamento:
En el Nuevo Testamento, la participación de la Tercera Persona de la Trinidad es innegable, estando presente desde el inicio del ministerio público de Jesús hasta el derramamiento y nacimiento de la Iglesia en Pentecostés. El Santo Padre Francisco recuerda que Pablo muestra que el sufrimiento del ser humano está directamente relacionado con el pecado, el cual lo ha alejado por completo de Dios.
La Iglesia actual:
Muchos de los que seguimos al Señor puede que estemos viviendo en tiempos de desolación y desánimo, puede que estemos lejos de él. Sin embargo, debemos recordar que el cambio inicia por nosotros mismos. Sanar y transformar nuestras realidades hace que nuestro entorno sea mejor, tanto para nosotros como para los demás. La mejor manera de vivir esta experiencia de cambio es proclamando «Veni Creator Spiritus».
