A lo largo de la historia de la Iglesia, han existido personajes que han tenido gran relevancia histórica, política y social. Estos se han encargado de aportar en materia de fe, espiritualidad y pensamiento teológico para el desarrollo doctrinal y magisterial de la Iglesia. Hombres y mujeres han contribuido con su conocimiento a la consolidación del pensamiento cristiano, destacando como grandes oradores, con profunda experiencia mística y gran comprensión de la Palabra de Dios.
Padres de la Iglesia:
El concepto de Padre de la Iglesia se atribuye a las personas que sobresalieron en la dirección intelectual y espiritual durante los primeros siglos de la Iglesia. En palabras de San Juan Pablo II: «la Iglesia recibió vida a través de estos personajes». Se les reconoce la responsabilidad de haber planteado las categorías objetivas para analizar el Misterio de la fe, partiendo de cuatro requisitos que deben estar presentes en sus escritos:
1. Doctrina ortodoxa: Refiere a que la teología que exponían estuviese en comunión con la doctrina de la Iglesia.
2. Santidad de vida: Veneración de su vida por ser un modelo ejemplar para el pueblo cristiano.
3. Aprobación eclesiástica: Reconocimiento dado por parte de la Iglesia a su persona y su doctrina sin necesidad de un formalismo jurídico.
4. Antigüedad reconocida: Estar dentro del periodo cronológico desde el siglo I hasta mediados del siglo VIII.
Doctores de la Iglesia:
Es un título de gran relevancia que realza el de «Padre de la Iglesia», ya que honra y destaca de manera extraordinaria a determinados personajes por haber sido excelentes transmisores de la fe y de la sana Doctrina de la Iglesia.