Nuestra sociedad es cada vez menos receptiva a practicar principios y valores que dan vida y le salvaguardan del peligro. En la reflexión del día de hoy, en el espacio radial de Hoy es tu día, el padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín nos presenta una palabra de parte de Dios con la cual nos llama a ser fieles y a disfrutar de sus beneficios.
En el libro del profeta Isaías 56; versos 1 y 2, el @padreriveros nos muestra dos mandatos del Señor: guardar el derecho y hacer justicia. Pero ¿a que se refiere el Señor con estos mandatos? A que obremos honestamente, a que seamos justos con todas las personas que nos rodean y actuemos bajo sus mandatos; estas acciones nos llevan a ser fieles a Dios “porque la fidelidad a Dios trae bendición”, nos dice el padre eudista. La fidelidad al Señor hace que Él nos llene de múltiples y diversas bendiciones. Otro beneficio de obrar correctamente es que viene a nuestra vida una liberación plena de parte de Dios. “¿Quieres ser libre? Pues, haz el bien” enfatiza el padre Riveros.
Actuemos correcta y sabiamente. Es verdad, habrá ocasiones donde esto no sea fácil; donde, en apariencia sintamos que es más lo que perdemos que lo que ganamos, pero no es así; tal vez perdamos en un primer momento, pero Dios que nos observa todo el tiempo, tiene en cuenta nuestra obediencia y nuestra fidelidad hacia su Nombre y su Palabra, no solo se alegrará de que obremos como debe hacerlo un hijo genuino Suyo, redimido y hecho nueva persona, sino que además, recompensará nuestras acciones de maneras que no imaginamos.
“Cuando actuamos fielmente, nuestras ataduras comienzan a desvanecerse y somos libres de todo aquello que impedía un mover pleno de Dios en nosotros”. Cada día es una nueva oportunidad de empezar, de cambiar, de renovar. Comencemos hoy a hacer todas las cosas correctamente, seamos fieles a la Palabra que se nos ha enseñado; hagamos que el Señor sonría y sienta complacencia al ver a sus hijos obrar conforme a su Palabra y cuida de actuar incorrectamente.
Pidámosle al Señor que nos de una unción nueva de su Santo Espíritu, pues donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad.
“Padre Bueno, me has hablado y hoy quiero comenzar a vivir según tu Palabra. Quiero y me determino a caminar en tus Enseñanzas, siendo fiel no importando el mundo. Mi deseo es agradarte y honrarte con mi vida. Limpia mis manos, mi corazón y ayúdame a serte fiel. Te alabaré por siempre. Amén”