POR MI FAMILIA Y MI HOGAR
Hoy mi Dios quiero darte gracias por permitir este momento de alabanza, adoración, de entrega y reconciliación, gracias porque pienso en ti y en tu gran amor, en todas las bendiciones que vienen de tu mano y con lo que día a día haces en mi corazón.
Envía tu Espíritu Santo Señor, dame tus palabras, dame tu luz, dame tu comprensión, dame la sabiduría que necesito para pedir lo que conviene, para abrir mis labios y que de cada una de las palabras que fluya sea tu gracia dando la armonía que necesitan para esta sinfonía de alabanza que deseo ofrecerte y con la cual darte mayor gloria y alabanza.
Mi Dios y rey, mi Señor en este momento te entrego mi familia, mi hogar, cada uno de los integrantes, ayúdanos a hacer en todo momento tu santa voluntad, que es perfecta y que en todo momento desea lo mejor para nosotros que somos tus hijos muy amados.
Tu santa palabra me lo dice “ Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre” Proverbios 6:20, ayúdame Señor a ser obediente, a escuchar atentamente con actitud de discípulo lo que en tu gran amor deseas enseñarme, deseas mostrarme, deseas llenar mi vida de tu santa presencia, dame esa docilidad que necesito y esa capacidad de ser generoso y cálido con todos especialmente con mi familia y cada uno de los que integran mi hogar.
Te alabo Señor, por los que no te alaban, te bendigo señor por los que no te bendicen. Hay una promesa en tu Santa Palabra que dice en Hechos 16:31 “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.”
Señor yo creo en ti, creo en tus promesas creo en tu palabra, mi familia está en tus manos, todo lo que tengo y todo lo que soy están en tus preciosas manos, Mi Dios gracias por permitirme este momento de decir con todo mi corazón: “mi familia y yo serviremos al Señor”, Josué 24, 15.
Quiero servirte con todas mis fuerzas, pero no solo (a) en compañía de mi familia, con ellos dar testimonio de todo lo que haces y de tu bondad, que no sean solo palabras que sean hechos concretos coherentes, sinceros del corazón, que quienes nos vean digan:
“¡Mirad cómo se aman!
Mirad cómo están dispuestos
a morir el uno por el otro”
(TERTULIANO, Siglo II)
Amén.
Por: Claudia Salcedo De La Cruz
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